2da Travesía Colonia Suiza – Lago Mascardi
Fecha: 5 al 13 de enero
del 2024
Esta travesía la realicé por primera vez en enero de 1998 y marcó un punto de
partida en mi vida,
ya que al sobrevivir a semejante experiencia
necesité experimentar muchas más.
Esta vez, la hice con mis hijos Nico y Juli, todo
arrancó a partir de una charla de sobremesa en
agosto, donde me pegó la nostalgia de contar
aquella experiencia (otra vez) pero dejando abierta
la posibilidad de hacerla, un par de dias después
ya estaban comprados los pasajes a Bariloche.
Las diferencias: tengo 50 años, voy como “adulto
a cargo” de mis hijos y debo devolverlos sanos
y salvos, y la montaña esta vez está muy cargada
de nieve por nevadas tardías, lo cual le dará un “toque extra” de dificultad.
Allá vamos…
Día 1: Rosario - BsAs
– Bariloche – Colonia Suiza – Laguna negra
Pasamos una muy mala noche en Aeroparque
esperando la salida a Bariloche a las 4 am con mucho frío por el aire
acondicionado, pero supuestamente “aclimatando” (con ropa de verano) para la
montaña. Al llegar a BRC y recuperar las mochilas nos pusimos todo encima,
ahora había que dejar una mochila con ropa en el hotel, comprar lo faltante
(comida, gas y otras necesidades) y salir para Colonia Suiza luego de desayunar
en la YPF.
Arranque en Colonia Suiza para Laguna Negra (14
Km de sendero + el maléfico caracol de 800 mts de desnivel para llegar a la
laguna).
Parada para “almorzar” seis galletitas 9 de Oro
cada uno.
Llegada al refugio M. Segre o Italia en Laguna
Negra, 6 horas después y con mal tiempo.
Decidimos reservar lugares, dormir y cenar en el
refugio como “última comodidad” en 7 días.
Día 2: Laguna Negra –
Laguna CAB
El día arrancó horrible, con un clima patagónico
que nos recordaba que justamente estabamos allí y no nos la haría fácil.
Salimos con dudas y luego de firmar en el refugio un deslinde de
responsabilidades con advertencia incluída de que no es seguro seguir.
A la salida del refugio nos encontramos a un tal
Juan Pablo, de Mendoza, que nos pregunta si bajábamos o seguíamos para arriba.
Cuando le comentamos nuestras intenciones de seguir con dudas incluídas, nos
comenta que pensaba lo mismo que nosotros y entre ambos (ellos eran dos)
podíamos sacar algo bueno y no matarnos en el intento, así que quedamos en
encontrarnos en el camino mas cerca de la laguna CAB, hacer noche y ver que
pasaba mañana en la zona -supuestamente- más difícil en el Mallín del Mate Dulce.
Al rodear Laguna Negra nos encontramos con
Edmundo, un italiano muy simpático con el que conversamos unas palabras sobre
lo bien que la pasamos en Italia el año anterior.
Rodeando Laguna Negra para llegar al filo entre
los cerros Negro y Bailey Willis.
En el
pasaje de un pequeño tramo de vía ferrata.
Ya en el
filo se ve el valle que hay que cruzar para llegar a la laguna que se ve
enfrente. Al llegar a las lengas mas cercanas almorzamos 7 galletitas Don
Satur cada uno, eso más otras en el desayuno fué todo el combustible del
día.
Vista del
valle desde la laguna CAB.
Al llegar
a la Laguna CAB hay que rodearla por el agua y se llega al área de acampe con
los pies mojados, lo que no es muy alentador en un día gris como el que nos
tocó.
Luego de 7 horas armamos nuestro palacio
(gentileza de Pablito Brochero) y cenamos, para luego pasar una noche de
llovizna y mucho frío. Mañana veremos.
Día 3: Laguna CAB –
Mallín Mate Dulce
El día arranca con carpa y zapatillas mojadas y
frias, y luego embarradas cuando llegás al mallín donde comienza la senda que
sube al filo del cerro CAB (el paredón que se ve en la siguiente foto), y donde
teoricamente detrás de este está el sector complicado por la nieve.
La Laguna CAB a la altura de donde terminan las
lengas.
El paredón cargado de nieve, hay que atravesarlo
de punta a punta, lástima que no se puede apreciar realmente su tamaño y su
pendiente tipo tobogán. Tapado por la nubes, a la izquierda está la pared del
Cerro Cristal que debíamos ascender (hoy o mañana).
Detalle de la huella que hubo que seguir,
gentileza de los compañeros de Mendoza que la consolidaron un poco pasando
antes que nosotros.
La salida al nevero es bastante expuesta, más con
la mochila tirando para atrás todo el tiempo.
El momento mas crítico fué este pasaje, que la
huella viene a un nivel, de deben clavar los bastones y colgarse de ellos, y
deslizarse hacia abajo confiando en quedar parado en la pequeña terraza de roca
donde comienza la huella nuevamente.
Cuando pasaron nuestros dos compañeros de viaje,
el segundo llamado Germán (el sanjuanino) deslizó de más y pudimos ver su cara
de cagazo preocupación por la maniobra.
Le comentamos al lector que aquí los bastones
pueden clavarse en la nieve 1 o 2 centímetros porque abajo hay roca, y confiar
en ellos hasta llegar a la terraza.
Sin exagerar, en este punto uno llega a pensar
“como carajo salimos de esta” o “bueeeno, acá nos mataaamos” pero la zafamos.
A pesar de que había llevado cuerda y otros
accesorios para darle seguro a los chicos, resultaba imposible sacarme la
mochila y armar un anclaje para asegurarlos.
Se puede ver a Juli “cangrejeando” (caminado de
costado) en el nevero, como referencia de que la foto no está trucada o
exagerada se ven dos personas que nos alcanzaron, sobre el filo al fondo. Mas
atrás de Juli está Nico agachado en la nieve peleando con los bastones.
Se ve la magnitud de la pared, que generalmente
es sólo de roca. Se ve a Juli a unos 100 mts y Nico al fondo complicado con los
palos de trekking que no colaboraban. Llegué hasta aquí para sacarme la mochi de forma segura para volver
y ayudar a los chicos.
Al final el nevero pierde pendiente y ya es
seguro el caminar a buen ritmo.
Una vez finalizado el nevero hay un tramo de
rocas con algunos pasajes algo inestables hasta llegar a una zona de acampe muy
linda junto a un laguito (oculta en la foto). Al otro día bajamos al mallín
para ascender y faldear el Cerro Cristal.
Ya en la seguridad del campamento almorzamos
(otra vez) unas 9 de Oro, dormir una siesta y pasar el día descomprimiendo
nervios. Salió chapuzón en un laguito.
Como dato curioso, esa tarde, mientras
charlábamos en la carpa se escucharon voces y dijimos “¿quien carajo puede
andar por acá?” imposible, porque ayer en Laguna CAB no había mas nadie salvo
los que nos pasaron en el nevero, pero nos encontramos con unos alemanes muy
copados que venían quemando caucho desde Laguna Negra y se iban para un lugar
imposible (para nosotros) de llegar mañana (como dijieron ellos).
Esa noche cenamos y nos regalamos un postre para
celebrar la mañana intensa que tuvimos, gracias a unos “kits de emergencia” que
nos regaló mamá Sabina.
Día 4: Mallín – Laguna
Cretón
El día arrancó muy frio pero diáfano, sin nubes,
y con la carpa escarchada, luego de desayunar unos mates y…6 galletitas Don
Satur cada uno, desarmamos y arrancamos hacia el Mallín inferior para luego
subir el Cerro Cristal y bajar a Laguna Cretón.
Ya sobre la falda del Cerro Cristal, el valle del
Mate Dulce, con el Cerro CAB a la izquierda.
Luego de un pasaje de rocas hubo que pasar varios
neveros de diferentes dificultades hasta llegar al filo que baja a Laguna
Cretón.
En uno de los neveros tuve otra situación “rara”
justo cuando tenía poco agarre con las zapatillas en la nieve, me limpio los
ojos con las manos con restos protector solar y me quedo agachado con los ojos
irritados, cuando los abro…veo una… ¿cucaracha? (o un bicho muy parecido) en el
medio de un nevero a 2 mil y pico metros sobre el nivel del mar. wtf !
Al final del faldeo, hubo un nevero que se puso
bastante complicado, con algunos tramos en zigzag hasta llegar a un pilar de
roca bastante feo que tuvimos que literalmente trepar.
Del otro lado del filo se ve la Laguna Cretón,
pero hay que bajar por una pared bastante fea de rocas y lajas sueltas que no
permite desconcentrarse ni cometer errores.
Luego de perder la senda entre los mallínes
pantanosos, encontramos por fin la zona de acampe y almorzamos…9 de Oro. Pueden
ver uno de los tambuchos donde llevamos la comida para que esos ratones
miserables que nos robaron la comida hace 26 años no lo hagan de nuevo.
Esa noche no cenamos, le pegamos derecho en la
bolsa de dormir.
Día 5: Laguna Cretón –
Laguna Azul
Luego de desayunar las últimas Don Satur con unos
mates, salimos de la zona de acampe al pie de la primer cascada y subimos a la
Laguna Cretón donde estuvimos sólo un par de minutos porque el viento era muy
molesto.
Luego comenzamos el ascenso al paredón que separa
ambas lagunas (Cretón y Azul).
Al fondo se ve la pared del Cerro Cristal que
bajamos el día anterior.
Al llegar al filo uno puede ver este espectáculo,
la Laguna Azul.
…y la pobre Laguna Cretón del otro, con el Cerro
Cristal de fondo.
Aquí nos encontramos a un grupo de 3 que iban a
Laguna Ilón y nos aconsejaron que para cruzar uno de los neveros debíamos
hacerlo unos 100 metros de desnivel mas arriba ya que era mas angosto (menos
recorrido). En su parte baja había huellas pero no estaban muy marcadas y no
era seguro. Este nevero es un tobogán directo a la laguna, en la foto se puede
ver a alguien luego de cruzarlo (en sentido inverso al nuestro). Entonces
subimos esos metros de desnivel ya que era el último nevero de la travesía.
El nevero/tobogán antes de cruzarlo por el
desnivel sugerido, el círculo en la foto anterior.
En pleno cruce del tobogán.
El nevero luego de cruzarlo, por la perspectiva
en la foto no se ve el final del tobogán.
Bajando el zigzag de desnivel extra para retomar
la senda original.
Llegando a la zona de lengas con la laguna cada
vez mas cerca.
Nuestro palacio armado y sin movernos por los
próximos 2 dias.
Ese miércoles nos quedamos tirados en la carpa
hasta el otro día (unas 16 horas), relajados de que teníamos la travesía y sus
riesgos ya finalizados. Ahora queda bajar al Lago Mascardi que es un sendero
largo pero fácil.
Inventariando la comida para los próximos dos días.
El palacio durante la noche en una salida al
baño.
Día 6: todo el día
tirados en Laguna Azul. Esa mañana conocimos unos chicos de BsAs que charlando
le comentamos que nos quedabámos en la laguna hasta el sábado o hasta que se
nos termine la comida (a modo chiste) y nos regalaron un paquete de fideos !
Por primera vez veía “en directo” la pared que
bajamos inconscientemente 26 años antes.
También conocimos a Joaquín, un señor de 73 años
que apareció de la nada, y al sentarnos a charlar sobre de donde venía cada uno
en estos días, me cuenta que bajó desde el filo oeste, yo lo había estado
mirando el día de ayer y lo veía totalmente inviable, pero ahí estaba con
nosotros charlando.
La pared por donde bajó Joaquín
Al decirnos que bajaba a Bariloche hoy mismo le
pedimos que le pasara un WhatsApp a Sabina para dejarla tranquila de que no era
viuda y seguía teniendo hijos.
Nos tomo esta foto como “prueba de vida”, nos
lamentamos no habernos tomado una con el.
Esa noche cenamos salchichas con puré
(instantáneo) y la última cajita de crema.
Día 7: Todo el día
tirados en Laguna Azul, a falta de Don Satur y 9 de Oro desayunamos unos mates
y un turrón de mani entre los tres.
A la noche cenamos los fideos regalados con salsa
de tomate (vencida hace mas de un año).
Día 8: Luego de
desayunar, a las 10 de la mañana arrancamos para el Lago Mascardi con los
chicos de BsAs (los de los fideos), tramo que nos llevó unas 5 horas (1 hora de
mates a mitad de camino) por un sendero de bosque muy lindo. Al fondo se puede
ver el Lago Mascardi.
Vadeando el arroyo con unas Crocs que encontramos
tiradas al pie de un nevero.
Mi legendaria mochila Outside Expedición II 80 (a
la derecha) conoce a otra igual de la misma edad (nada mas ni nada menos que 25
años).
Unos Mates en medio del bosque a mitad de camino.
Fin de la travesía en el puesto de “la chilena” o
zona de Los Cesares.
Esperando en la zona del Hotel Tronador la combi
que contratamos para volver a Bariloche.
La Laguna Azul está entre los dos cerros, el de
la derecha es el Bonete. Desde allá vinimos.
Esa noche dormimos en un hotel, en camas, cenamos
sentados en sillas, nos duchamos con agua caliente, detalles cotidianos que en
la montaña valen oro (y basta de 9 de Oro !!!).
Día 9: Bariloche –
BsAs – Rosario
Detalles: ésta fue la
segunda vez de esta travesía de mi mochila marca “Beduino” (hoy es Montagne),
la marrón que lleva Nico en las fotos, y que a sus 27 años se la banca.
Otra aventura más post-rescate del río
Los Reartes (2 meses bajo el agua) de mi mochila Outside de 80/100, que a sus
25 años se la banca.
Igual edad tiene la mochila Outside de 60 roja
que llevó Juli.
Y esta fue otra aventura más de Mike que a sus 19 años se sigue
sacando fotos.
Entre los detalles de que llevamos, nos
repartimos en 3 mochilas (1 de 80 y 2 de 60), 1 carpa para 4 (en la que Juli
como no entraba bien ocupaba dos lugares cruzado), 1 calentador con una bombona
de 450g (fuimos austeros y sobró gas), 1 olla de 3 litros, 1 pava chica, 1 vaso
plástico para mate cocido, 1 cortaplumas, 1 cucharita y 3 tenedores, 3
linternas con pilas de repuesto, 1 handy VHF, un silbato y 1 botiquín (incluyó
protector solar FPS 50 en aerosol y lápiz labial UV). También llevamos 3 bolsas
de dormir y aislantes, y 3 pares de bastones de trekking, 1 cuerda de escalada
de 10 mts, un anillo de cinta plana y 2 mosquetones. Ropa de abrigo y rompevientos,
1 manta de aluminio de emergencia, e incluímos un rollo de cinta tape que todo
lo arregla.
Otro detalle (no menor), 1 bolsa de 50 toallitas
de bebé y una bolsa ziploc para no dejar en la montaña las usadas.
Agradecimientos:
Nico y Juli, por bancársela (a lo Shackleton).
Martín Adlercreutz, por acompañarme incondicional
y demencialmente en el 98’.
Joaquín, por dar aviso de que sobrevivimos y por
inspirarme a más.
Juan Pablo y Germán, los socios de los días 2 y
3, si no capaz que desertábamos.
Pablito Brochero, mi socio de aventuras, por la
carpa, las ollas y estar ahí siempre.
Pichu y el Gato, por los bastones de trekking que
destrozamos (prometo reponerlos).
Al negro Flores, por el handy reglamentario (que
afortunadamente no tuvimos que usar).
Mi compañero de laburo Licha, por el tambucho
negro anti-ratas para la comida.
Travel Light, a pesar que pagamos una bocha no
nos dejó a gamba en el medio de la nada.
Sabina, por los kits de emergencia y fumarse con
incertidumbre la espera hasta que volvimos.
Mis viejos, por cuidarnos de cerca el día del
nevero (estaban ahí, los ví).
A mi maravillosa familia, por otra aventura más.
(2024) Tales from
uncle Ernest
Rosario, Argentina